En verano, la hidratación es un aliado fundamental para la salud, ayudando incluso a prevenir ciertas enfermedades, entre ellas la temida gota. Expertos del Instituto de Investigación Agua y Salud (IIAS) y de la Sociedad Española de Reumatología (SER) explican cómo hacer frente a esta patología durante la época estival.
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"La gota es una enfermedad causada por los depósitos de ácido úrico en los tejidos del cuerpo, tanto en las articulaciones como en los tendones, la piel, los riñones e incluso órganos como el corazón. Los síntomas más comunes son los relacionados con la inflamación articular, aunque hoy en día también se reconoce como un factor de riesgo cardiovascular, además de ser un posible desencadenante de patología renal", explica el doctor Alejandro Prada, reumatólogo del Hospital Universitario de Torrejón y portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER).
La gota puede presentar diferentes síntomas: Síntomas de la gota
¿Cómo se pueden prevenir los ataques de gota?
Los síntomas de la gota siempre aparecen de forma repentina y, por regla general, por la noche. Los pacientes que la padecen experimentan un intenso dolor articular, tras el cual sienten un malestar permanente que puede durar uno o varios días. Además, también pueden experimentar una hinchazón de las articulaciones y una reducción de la movilidad.
En el caso de que una persona experimente un fuerte dolor articular, debe ponerse en contacto con su médico para que pueda hacer un diagnóstico y darle el tratamiento que necesita, ya que, si no se trata, la enfermedad empeorará y afectará aún más a las articulaciones.
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Para prevenir su aparición, los pacientes que tienen una presencia importante de ácido úrico en su organismo deben adaptar su dieta para reducir el consumo de carnes rojas, pescados grasos o azules, mariscos, embutidos y conservas de pescado.
Además, deben beber mucho líquido y evitar el consumo de refrescos con fructosa y alcohol. En este sentido, deben tener especial cuidado con la cerveza, ya que esta bebida puede tener un efecto mucho más perjudicial para nuestro organismo por su alto contenido en purinas.
Si el paciente tiene sobrepeso, debe intentar eliminarlo, ya que las personas con sobrepeso producen más ácido úrico y, en consecuencia, son más propensas a padecer esta enfermedad. Sin embargo, cuando se trata de perder peso, es importante evitar las dietas milagrosas, ya que éstas pueden aumentar la hiperuricemia.
Las personas a las que se les ha diagnosticado hiperuricemia también deben seguir el tratamiento médico que se les ha diagnosticado y someterse a análisis de sangre periódicos para mantener bajo su nivel de ácido úrico en sangre.
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